Bortxis en plena actuación. Foto de Ligeia |
Borja Rivera, más conocido como Bortxis en el mundo de la música, es un estudiante de quinto de Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos. Se le puede ver normalmente en el campus de Vicálvaro, siempre pegado a sus rastas y a su guitarra, con la que disfruta de la música siempre que sus prácticas le dejan. Aunque últimamente no tiene tiempo para mucho, ha hecho un hueco en su agenda y nos ha contado algunas cosas sobre Silent Vice, el grupo al que pertenece.
¿Quiénes sois en Silent Vice? Pues somos Tamy a la voz, Edu tocándose los bajos, Pancho y yo (Bortxis) a las guitarras y Diego a la voz.
¿Cómo surgió Silent Vice? De la típica coña de “vamos a hacer un grupo” entre colegas imberbes y con acné. Pero esto fue sin previo aviso, y me compré una guitarra. Y me gustó. De ése grupo convencí a Edu para que se tocara algo, y eligió el bajo, algo que me proporciona interminables coñas con él porque hay muchos chistes que rodean a los bajistas (risas). Al cabo de un par de años, conocimos a Tamy, rescatamos la idea, y le moló. Y a partir de ahí fichamos a mi compañero de carrera Pancho y nos dedicamos a buscar un batería. Y dimos con Diego, un batería excelente y que nos ha proporcionado muchas influencias.
¿Qué tipo de música os define? Es raro. Es metal, pero muy raro. Realmente cada uno intentamos volcar no ya tanto nuestras influencias, sino nuestra manera de entender la música. Eso es un poco complicado a la hora de componer, pero el resultado nos ha dado muchas satisfacciones.
¿Como definís vuestra música? Lencería fina (risas).
Silent Vice al completo. Foto de Ligeia |
¿Quien compone las canciones? En principio, Tamy se encarga de las letras, y Pancho y yo de la música. Pero todo al principio es acojonantemente susceptible de ser arreglado, lo que al final acaba equilibrando la balanza, y todo acabamos componiendo.
¿Cuál creéis que ha sido vuestro momento más emotivo encima de los escenarios? Nuestro último concierto, que dimos en un concurso de bandas, y en que nos gustó muchísimo como sonamos, y la compenetración que conseguimos ahí arriba.
¿Tenéis alguna anécdota graciosa que os haya ocurrido durante alguna actuación?
Tener que acortar una canción sobre la marcha, porque nos apagaban. Fue en ése mismo concierto.
¿Tenéis alguna manía antes de subiros a los escenarios? La cantante se hace una mezcla de infusiones para la garganta que sabe como el orín de Satanás después de haber comido espárragos (risas). Y, a parte del Red Bull y los nervios, no hay nada más.
¿Tenéis pensado sacar alguna maqueta pronto? De momento no. Estamos encerrados en el local componiendo para tener todo el repertorio posible. A partir de ahí haremos una selección, y veremos el modo de grabar algo que no nos dé por cambiar a última hora.
¿Vuestros planes a corto plazo? Componer, componer, y componer. Y birras (risas).
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